PALABRA DE DIANA MÁRQUEZ EN LA REUNION DE TRABAJO DEL SENADO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES EN EL TRATAMIENTO DE LA LEY DE VICTIMAS

Gracias por la invitación a los y las senadores y saludos a los y las ponentes. Pertenezco como se ha dicho a  Victimas por la Paz, que pertenece a la Asociación Pensamiento Penal

A Victimas por la Paz la integramos personas que sufrimos las consecuencias de hechos delictivos y que tuvimos la posibilidad de convertir el dolor y la frustración en acciones positivas, rechazando la idea de que el mejor modo de afrontar los conflictos se encuentra en el endurecimiento de la ley penal. En mi caso soy víctima directa de abuso sexual infantil. Estamos convencidos de que la paz social se construye promoviendo la convivencia y la integración, y que el odio, el rencor y las acciones derivadas de esos sentimientos solo profundizan la violencia.

Y lo que observamos claramente es el nivel de violencia que tenemos como sociedad. Se ejerce violencia en la consumación del delito, obviamente, pero también a veces en la condena y en el castigo, escalando el conflicto social. Este estado de cosas es la contraposición a la convivencia a la que debemos aspirar. En términos sociales, no existe la seguridad, existe la convivencia.

Nosotros observamos el entramado social, y allí estamos todos contenidos, las víctimas y los victimarios. Estamos aquí hablando desde el lugar de víctimas, somos centrales en el proceso. Claramente. La reforma habla de la centralidad de la víctima y quizá todo quede corto cuando una persona ha sido vulnerada. Le han vulnerado sus derechos, le han vulnerado su cuerpo, ha perdido un familiar, etc. Todo quizá parezca que queda corto. Pero nosotros debemos, mirando el entramado, también entender que habemos victimas que tenemos distintas visiones de un mismo fenómeno, que hacen a la diversidad y que son parte del pluralismo que debe existir en una sociedad democrática.

Nuestro propósito no busca confrontar con otras víctimas, las que entienden que la solución de los problemas se encuentra, por ejemplo, en el aumento de la prisión, en la idea de prisión perpetua, etc.

Nuestro objetivo es decir de forma simple que el concepto de víctima no es patrimonio exclusivo de una sola forma de reclamar justicia. Que también hay otras personas, con otras miradas,  dispuestas a contribuir en la tarea de disminuir los niveles con que habitualmente se responde a la violencia.

Decimos que, no es olvido, no es impunidad, no es candidez. Es la búsqueda de la pacificación social por la vía de la convivencia, la integración y, hasta en algunos casos, el perdón

En victimas por la paz, desde nuestro pequeño lugar, hemos intentado transformar lo que nos pasó en acciones positivas. Y esas acciones positivas incluyen a los victimarios. Y entonces nos preocupamos con lo que pasa con la política carcelaria, lo que pasa con la edad de imputabilidad, lo que pasa con el estado omitiendo las reglas humanas básicas de dar trabajo, sanidad, educación, etc. Todo eso hace que tengamos una mirada integral. Las víctimas directas o indirectas (entre las cuales se encuentra la sociedad) necesitamos vivir sin este nivel de violencia. ¿Y cuál sería para nosotros la posibilidad de aunar todo este criterio? Bueno, lo encontramos en los valores de la Justicia Restaurativa. El germen de la Justicia Restaurativa es recomponer los vínculos. Fundamentalmente los personales, pero también como beneficio derivado no menos importante, los sociales. Creo que hay sentido común en la necesidad de encontrar caminos para la reparación. Nuestra experiencia, en víctimas por la paz, incluye acciones restaurativas que han dado resultados positivos. Traigo el concepto de Justicia restaurativa porque para nuestra asociación es importante, tiene que ver con la posibilidad de respetar y empatizar con lo que le pasa a la víctima y que pueda continuar con su proceso vital, que la deje desarrollar y la deje sanar lo que le ha pasado, y a su vez la necesaria e imprescindible responsabilización del ofensor, entendiendo el daño que ha causado.

Muchas veces se piensa que la Justicia Restaurativa es una justicia en donde la víctima va a ceder su posición de víctima frente a su ofensor o frente a un sistema donde se va a conformar con menos, con menos cárcel, o que le den la salida transitoria antes, etc. y no, no es así. Porque nosotros no estamos pensando en la impunidad como idea de resolver el problema. Nosotros estamos pensando en cómo resolvemos esa situación traumática de que el ofensor se haga cargo de lo que ha hecho, de que se responsabilice por lo que ha hecho y la víctima sea protagonista de su historia y pueda ir sanando, ir entendiendo, ir cambiando sus sentimientos negativos por sentimientos positivos o por lo menos sentimientos que le permitan seguir adelante.

Es importante no pensar una ley de víctimas para resolver solo lo inmediato sino pensarla también para el mediano y largo plazo, como una idea para realmente mejorar el entramado social, que es en definitiva para lo que se hace toda ley. El entramado social.

El patrocinio gratuito hacia las víctimas es fundamental y estamos completamente a favor.

Pero también lo es, para nosotros, articular la justicia retributiva con la restaurativa durante cualquier etapa del proceso, si están dadas las condiciones que hay que cimentar y desarrollar. Es fundamental también que los operadores estén formados, para tener un oído entrenado en la escucha activa con respecto a cuál es realmente la necesidad de la víctima. Porque acompañar realmente a la víctima, es para nosotros, podernos sacar la etiqueta de víctima. Aspiramos a que todas las víctimas puedan recuperar el protagonismo de sus vida. Sin miedo, sin vergüenzas. Sin odio. Sin resentimientos. Y esto para nosotros, es el mejor de los escenarios: que seamos protagonistas de nuestras vidas, quitándonos la etiqueta de víctimas

Nunca tenemos que abandonar la curiosidad por saber qué necesita particularmente una víctima, qué le pasa a esa víctima de verdad.

Nuestra asociación realizó, el primer encuentro restaurativo entre adultos entre víctima y victimarios, en un caso de homicidio culposo, a pedido de la víctima. El resultado fue conmovedoramente bueno. Y hoy víctima y victimarios, que no se conocían, siguen vinculados.

A las víctimas hay que acompañarlas durante y luego del proceso. Pero quiero hacer hincapié en el acompañamiento luego del proceso. Cuando parece que la justicia ya fue hecha. Para nosotros, el acompañamiento primordial es ese.  Ahí es cuando el estado debe acompañar a la víctima

El estado, con toda su maquinaria no se desentiende del victimario. Tiene como máxima expresión y aspiración la rehabilitación penitenciaria. Bueno tampoco puede desentenderse de la víctima. Muchas víctimas también necesitan rehabilitación, recomponerse, volver a construirse. Y el Estado debe estar presente allí. El proceso no se termina, como ya lo dije, con la firma de la sentencia. Para la víctima también allí comienza un camino.

Y de esta forma debemos confiar en que si el sistema acompaña a esa víctima durante el tiempo que duran los procesos de la justicia y luego también, que de eso estamos hablando, terminará siendo una víctima contenida, que ha podido hacer su catarsis, que ha podido expresar sus necesidades, que ha podido hacer otro tipo de reflexión con respecto a cómo continuar su vida, con respecto al delito, con respecto al victimario. Estas acciones van a tener resultados en todos los actores, en todo el proceso, en toda la comunidad.

La ley contempla formar a los operadores, pero quiero hacer un comentario al respecto. A todos los operadores significa desde el primero al último. Escucha activa, lenguaje sencillo, empatía. Es un cambio paradigmático. Largo y seguramente difícil, pero necesario hasta la médula. Esto no se agota en algunos artículos y una voluntad de cambio. Esto necesita de un cambio verdadero, de raíz.

El proyecto contempla necesidades fundamentales de la víctima, con las que acordamos. Inclusive nosotros también hemos bregado por algunas de ellas. Pero también quiero que pensemos en una víctima a la que no le alcanzó con que el victimario estuviera preso para estar satisfecha y tranquila. Es una víctima que necesita algo más, porque no está conforme. Es una víctima que necesita tener una respuesta más importante que la que da o le pueda dar el sistema judicial como está organizado actualmente. Necesita una respuesta emocional, espiritual, psicológica, trascendente, humana. Es otro tipo de justicia que asiste a víctimas que piden más, que piden otras cosas, como un encuentro, un pedido de perdón, o una restauración simbólica, que permita re humanizar al ofensor dentro de la víctima, entender y reparar el entramado roto que existe entre ella y el ofensor, y le permita al ofensor, a partir de la mirada de la víctima, re humanizarse a su vez.

Tanto la víctima como el victimario tienen historia y a lo largo del proceso y de la condena van cambiando y deben tener futuro. Eso es algo importante para nosotros. Que el Estado acompañe a visualizar esos cambios y a poder soñar con un futuro tanto para víctimas como para victimarios.

Para nosotros la justicia restaurativa es la justicia del sentido común. Ya que, hay un sentido común en la idea de que algunas personas que provocan un daño tengan la necesidad de repararlo. No es extraño que un ofensor se arrepienta del mal hecho. Ese hacerse cargo de los propios actos es salir del círculo de violencia y victimización, asumiendo “yo me hago cargo de lo que he hecho; lo que he hecho estuvo mal; hice mucho daño y necesito pedir perdón”.

Y también hay un sentido común en que algunas víctimas necesiten escuchar el pedido de perdón de parte de sus agresores, re humanizándolos.

El pedido de perdón reconforta a la víctima, la pone en otro lugar donde puede existir la relación desde lo humano que se había perdido. Y también trasciende ese límite, abarcando más: un acto reparador redunda en beneficio de la sociedad porque la comunidad necesita ver que las personas que han hecho daño dan el puntapié inicial para hacerse cargo de lo que han hecho, intentando reparar. Rompiendo el círculo de violencia.

El encuentro, en nuestra experiencia, es sanador. Humaniza a ambas partes.

Tenemos que tener más respuestas que solo las del derecho retributivo. Porque estamos convencidos de que hay otras necesidades que no se atienden. Ofrecer la posibilidad de encontrarse con el ofensor cara a cara y obtener verdad, u otorgar el perdón, es una de ellas. O encontrarse sin necesidad de que el perdón sea otorgado, ya que el acto del perdón es algo personalísimo. Pero dar alternativas que la víctima pueda considerar como reparadoras y constructivas. Producir una articulación de la justicia retributiva con la restaurativa. Una sinergia beneficiosa para todos.

Nada es fácil. Ninguna decisión es fácil. No somos heroínas ni héroes. No es un “llame ya” de la pacificación social. Es un camino nuevo, que estamos transitando.

Todos los que somos víctimas debemos tener una voz y nosotros transitamos caminos de transformación del dolor en acciones positivas que incluyen una mirada sobre los victimarios. Con ellos nos une un hilo que queremos cortar, sacándonos la etiqueta de víctimas. Y para eso debemos sanar y humanizar.

Diana E. Marquez. Abogada Mediadora. Integrante de Victimas por la Paz

 

 

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