El milagro volvió a ocurrir (por Mario Alberto Juliano)

El 31 de marzo ocurrió un hecho histórico: personas que sufrieron hechos de violencia de distinta gravedad (desde la muerte de un hijo a manos de una patota hasta el robo de un objeto de valor) se encontraron en un mismo espacio con personas que fueron condenadas por haber cometido un delito.

El propósito: conversar sobre el modo de construir la paz.

El escenario fue la Unidad Penal 1 de Olmos, donde se congregaron integrantes de Víctimas por la Paz con hombres y mujeres que se encuentran alojados en las unidades penales 1, 8, 9, 31 y 33 del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Las víctimas expresaron su interés en generar una diálogo creativo, que posibilite encontrar caminos de integración y convivencia, despojados del odio y el rencor que suele acompañar al dolor. Por su parte, las personas privadas de la libertad manifestaron su gratitud por la oportunidad de encontrarse cara a cara y poder ponerse en forma recíproca en el lugar del otro.

El encuentro estuvo caracterizado por momentos de alta emotividad, culminando con el deseo de continuar produciendo este tipo de encuentros en el futuro inmediato.

Una de las primeras intervenciones correspondió a Leandro, que en nombre de sus compañeros y con lágrimas en los ojos, pidió perdón a las victimas por el sufrimiento que habían tenido que vivir.

Cuando Leandro terminó sus palabras recibió el sincero afecto y reconocimiento de todos los presentes

Sergio Núñez, el bicicleteroode Tandil, como le decimos sus amigos, fue muy claro y elocuente a la hora de plantear que el cambio depende, en buena medida, de la actitud que cada uno quiera adoptar ante la vida, contando su caso y el proceso de transformación que experimentó junto a su familia, dando una oportunidad a los pibes que habían agredido a su hijo.

En la foto puede verse a la izquierda a Ricardo Colman, a su lado su esposa, Consuelo Fraga y a la derecha al hermano de Ricardo.

Ricardo contó parte de su vida y largo tránsito por la cárcel. En nuestras cabezas quedaron retumbando sus palabras: «Cambié la faca por una lapicera»

Consuelo, es abogada, trabaja en el Poder Judicial. Fue victima de un robo donde sufrió una lesión de importancia, pero no quiere mano dura.

El hermano de Ricardo estuvo 20 años privado de la libertad, se recibió de abogado y hace 5 años que recuperó la libertad.

La emotividad del encuentro permitió que en un momento determinado pidiera la palabra una de las custodias del SPB, que comentó su experiencia personal de vida, reconociendo las carencias estatales para atender los reclamos de las personas privadas de la libertad, pero sosteniendo que existen esperanzas de cambio.

En la imagen puede verse el mural que pintaron los internos en la pared del Centro de Estudiantes para homenajear a las Víctimas por la Paz.

Sandra Ajargo y Sergio Núñez reciben una talla en madera en homenaje a Víctimas por la Paz, que permanecerá en la bicicletería solidaria de Tandil.

Junto a Martín Muñoz, recientemente recibido de abogado y presidente del Centro de Estudiantes de Olmos. Una de las personas que posibilitó el encuentro con Víctimas por la Paz.

María Eugenia Covacich, la psicóloga de Víctimas por la Paz y que viajó especialmente desde Rosario para estar presente en el encuentro.

De izquierda a derecha una de las compañeras de la UP 8, Magui Huñis (integrante del área cárceles de la Asociación Pensamiennto Penal) y Sandra Ajargo.

Andrés Castagno, Víctima por la Paz de Necochea, a cuyo cargo se encontró registrar el histórico encuentro.

También participó del encuentro Sebastián Pereiro, subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y que desde un primer momento apoyó la realización del encuentro.

Quedamos muy satisfechos por la experiencia y, estamos convencidos, marca el camino que debe transitarse para mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad.